Encontramos unos vuelos muy baratos con bastante tiempo de antelación y un Riad con muy buenas opiniones, así que con una maleta de equipaje de mano aterrizamos en Marrakech. Visitar Marruecos en junio no es la mejor época, puesto que ya comienza a hacer bastante calor, pero a nosotros el tiempo nos respetó bastante. Tuvimos mucha suerte con las vistas del avión.
Tras aterrizar en Marrakech Menara compramos una tarjeta de teléfono (Inwi) y cambiamos algo de dinero. Salimos del aeropuerto y ahí estaba Ismail, primo de Hamid para recogernos y llevarnos al Riad. El alojamiento está a 5 minutos de la plaza Jamaa el-Fna. Cuenta con habitaciones con baño privado muy bonitas y cómodas. Incluye un desayuno muy completo y la persona que estaba allí, Mohammed un encanto. Nos ayudó en todo.
Tras dejar el equipaje salimos a explorar y a comer. Paramos en Taj'in Darna.
Siempre se come bien y las vistas son buenas. Comida tradicional y creo
que la carta también tiene algo de comida europea. Tras comer dimos una
vuelta corta por el zoco, pero decidimos volver al alojamiento para
descansar un poco.
Por la tarde, cuando bajó un poco el calor, decidimos salir a dar una vuelta por el zoco y a buscar algún sitio para cenar. Hicimos nuestras primeras compras y tuvimos que desempolvar el arte del regateo.
Acabamos en el Café de las Especias. El sitio es precioso, las vistas muy bonitas y la verdad es que la comida está muy buena. Disfrutamos de la caída del sol y luego dimos una vuelta por el zoco por la noche. Hicimos una parada para un tatuaje de henna. La plaza de Jamaa el-Fna es un lugar con mucho encanto. Tiene mucha vida tanto de día como de noche y vale la pena pasearla a varias horas del día para ver como cambia.
Día 2:
El segundo día comenzó con un super desayuno que nos prepararon en el Riad.
Habíamos reservado un tour por la ciudad. Lo
recomiendo mucho. Sale desde la Kotubia y andando recorres los principales enclaves de la ciudad, tanto los más conocidos como algunos más escondidos.
Si te pierdes por las callejuelas de la medina es muy facil encontrar puertas preciosas. En todas me haría fotos y todas me las llevaría para cambiar las de mi casa. Y ese color rojo-marrón de las paredes tan característico es espectacular.
La única parada que hace el tour que tienes que pagar si quieres es para visitar el palacio Bahia. La vez anterior yo no entré. Estaba embarazada y me quedé en la plaza de los latoneros que está muy cerca tomando un té para descansar las piernas. Pero esta vez si que entramos y lo recomiendo. La entrada no es especialmente cara y la visita aproximadamente dura una hora. Si has estado en la Alhambra este palacio te va a traer buenos recuerdos puesto que tiene muchas similitudes.
Al salir del palacio pasamos por una tienda. En todos los tours siempre hay una tienda a la que te llevan pero puedes 'aguantar el chaparrón' y salir sin gastarte dinero. Luego llegamos a la plaza de nuevo y allí pagamos la la voluntad y nos fuimos a comer. El tour en total dura aproximadamente 4 horas.
Cerca de la plaza había un restaurante que nos habían recomendado: La Cantina des Gazelles. Es un restaurante pequeñito de cocina tradicional. Se come genial y la gente es muy amable. Fue un descubrimiento en este viaje.
Cuando terminamos nos fuimos directas a dejar la ropa de baño y el neceser y salimos hacia la plaza de nuevo a cenar. Entramos en el Aqua que está en una ubicación privilegiada. La comida no es la mejor, pero las vistas son maravillosas. Se puede reservar mesa sobre las 8 o las 9 y puedes ver en primera fila como va cambiando la plaza. La comida, pues normal... pero fuimos por las vistas. Tras la comida dimos otra vuelta por el zoco y nos compramos unos dulces en una pastelería.
Día 3:
Nuestro último día lo comenzamos con el desayuno y luego fuimos andando hasta los Jardines Majorelle. Los jardines son visita obligada si quieres disfrutar de un oasis en medio del caos. Hay innumerables plantas y el entorno es muy agradable. Da mucha paz.
Volvimos andando y regresamos al Riad para hacernos la maleta. Tristemente, nuestro viaje llegaba a su fin. Fuimos a comer a otro sitio que nos habían recomendado: El café Medina Rouge. Las vistas a la Kotubia son fantásticas y la comida estaba buena.
Antes de irnos al aeropuerto nos fuimos a visitar a un amigo que tiene una tienda en el zoco. Estuvimos charlando con él y aprendiendo tantas cosas que nos quedamos con ganas de más. ¡Volveremos También nos despedimos de nuestros amigos Ismail y Mohammed.
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