El puente de diciembre nos escapamos con unos amigos a Roma. Tras muchos
meses sin coger un avión nos embarcamos en un vuelo de aproximadamente
dos horas hacia la Ciudad Eterna. Fue un viaje lleno de anécdotas y de momentos muy
divertidos.
Roma
es una ciudad perfectamente adaptada para viajar con niños. Hay
infinidad de actividades y monumentos que van a gustar a niños y
adultos. ¡Por no hablar de la comida...!
Día 1
Llegamos a Ciampino tras un vuelo fácil con cuatro niños, libros para colorear, libretas, estuches, comida, mucha comida y entretenimiento variado. Allí nos esperaba un transfer que reservamos con Civitatis. Fueron muy profesionales y puntuales. Nos llevó directo a nuestro apartamento. Llegamos a la casa de Giorgio, que reservamos en Airbnb; un sitio muy acogedor a cinco minutos del Coliseo. Muy cerca de un supermercado y de restaurantes, farmacias y tiendas. ¡La verdad es que su apartamento tenía todo lo que necesitábamos: tres habitaciones, un salón, una cocina y sobre todo lavadora!! Equipado con todo lo necesario para pasar unos días.
Nos dividimos para unos ir a comprar y otros deshacer maletas. Como se hizo la hora de cenar salimos a dar una
vuelta para poder tomar algo, pero entre la lluvia y que todos los bares estaban llenos decidimos ir a la pizzeria Luzzi
que estaba muy cerca y coger para llevar unas pizzas. ¡Muy
recomendable! Cogimos también helados de un sitio pequeño en la esquina
del apartamento. Cenamos de maravilla en el apartamento y nos acostamos tras un largo día.
Día 2
Nos levantamos con la intención de hacer un tour andando
por la ciudad que habíamos reservado con Buendía Tours. El tour se llama
Roma Eterna y como todos los tours gratis no se paga nada. Al final de
la visita puedes dar la voluntad que oscila entre 5-15 euros por
persona. Llegamos al punto de encuentro y comenzamos a caminar con todo
el grupo, pero en un momento dado nos perdimos y decidimos terminar la
ruta por nuestra cuenta. Visitamos la columna de Trajano, el Monumento a
Víctor Manuel II, la Fontana di Trevi, Piazza Di Pietra, Piazza Navona... Estuvimos andando durante mucho rato y los niños se portaron de maravilla.
Una vez recargadas las pilas nos dirigimos andando hasta la Piazza del Popolo. De ahí subimos andando hasta la Terraza del Pincio y los Jardines Borghese. Vimos atardecer en un sitio maravilloso y alquilamos una bicicleta para todos en las que dimos unas vueltas por toda la zona. ¡Es una visita más que recomendada!
Día 3
El tercer día en Roma teníamos entradas para el Vaticano al que llegamos andando. Tras un paseo de una hora nos pusimos a hacer cola en la plaza San Pedro. Confiados en que ese era el lugar para entrar al museo nuestra sorpresa fue que no, esa cola era para entrar a la Basílica... total que las entradas el Vaticano se pasaron de hora... Intentamos entrar dos horas más tarde y no tuvimos problemas. La visita al museo es más que recomendable para niños como para adultos. Los más mayores estuvieron pegados a la audioguía durante más de dos horas descubriendo una ruta especial para niños... tanto les gustó que tuvimos que sacarlos del museo con la excusa de comer... a las tres y media de la tarde.
Llegamos hasta el restaurante donde habíamos
pensado en comer. Sitio pequeño, de pasta artesanal... muy acogedor y
muy simpático el dueño. Solo tiene cinco mesas y cuando llegamos nos
tuvimos que esperar hasta casi las 17 horas... así que con tres niños
hambrientos había que darles algo para hacer tiempo y acabaron
comiéndose un brownie...
Tras comer, volvimos andando de nuevo hasta casa... ¡16 kilómetros!.. Había que premiar a los niños con un helado de chocolate porque se lo habían ganado. Esa noche cenamos en casa.
Día 4
Nuestro último día en Roma tenía como plato fuerte el Coliseo. Recogimos el apartamento Salimos a dar un paseo y pasamos por la Bocca della Veritá.
No había casi nadie así que nos pudimos hacer las fotos tranquilamente.
Teníamos entradas para ver el Coliseo pronto por la tarde así que
decidimos ir a comer a un sitio cercano. No tuvimos mucha suerte con nuestra elección pero estaba a medio camino de una parada y otra.
La
visita al Coliseo es una parada recomendada también. Nos encantó verlo
casi en el atardecer y aunque no entramos en hora de coger audioguía sí que nos descargamos la app oficial para poder ver videos interactivos y explicaciones.
Al salir de la visita pusimos rumbo al apartamento para recoger las maletas y esperar al taxi que nos tenía que recoger en la puerta del apartamento. El transfer lo habíamos reservado como el de la ida.
Todo íba bien hasta que casi a punto de llegar a la terminal, el conductor se dio cuenta de que se había equivocado de aeropuerto... ¡Tensión en la furgoneta!.. Tuvimos
que dar media vuelta, el conductor disculpándose constantemente, yo
muerta de la risa de ver que nos íbamos a quedar en tierra por perder el
vuelo, el gps
marcando una hora de distancia hasta el lugar correcto... Al final todo
quedó en una anécdota y cogimos el vuelo de regreso a casa.
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