Nos encanta Ibiza, la hemos visitado desde hace mucho tiempo en diferentes momentos del año y podemos decir que julio y agosto no son los meses que más nos atraen para dejarnos caer por la isla. Demasiado turismo, precios abusivos… Pero este año está siendo diferente en todos los aspectos y decidimos hacer una escapada para ir a ver a mi tía y mis primas y de paso que conocieran a M. Nos embarcamos mi madre, las nenas y yo en un viaje de chicas.
Nos decantamos por Balearia por varias razones: El precio principalmente. Dos adultos, un niño, un bebé y un coche grande nos supuso menos de 350 euros gracias a un código descuento de una promoción de verano. Frente a los casi 800 que nos habíamos calculado que era el avión y alquilar un coche con los extras de sillas infantiles. La comodidad. Puedes llevar todo aquello que quieras dentro del coche y no tienes problemas de equipaje, ni pesos y no tienes que cargar con las maletas. El horario. Hay tres barcos de Balearia al día en verano, dos desde Denia y uno desde Valencia. Nos decantamos por el primero de la mañana para ir y con el último de la tarde para volver lo que nos permitía poder aprovechar tanto parte del día que llegamos y del que nos volvíamos.
Siempre hemos ido a casa de mi tía a dormir pero siendo cuatro más ya se hace un poco incómodo. Ella nos encontró un alojamiento fantástico. Los apartamentos Sal Rossa. En plena playa d’En Bossa. No es el sitio más tranquilo de normal pero este verano se estaba fenomenal. Un apartamento de una habitación, con cocina, terracita, baño…. Gestionado por una familia súper amable y muy atenta. Los apartamentos cuentan con piscina, restaurante, wifi… y han implementado medidas de limpieza extra por la Covid-19. Fue todo un acierto alojarnos allí ya que nos separaban cinco minutos andando de casa de mis primas.
Día 1
Nos presentamos muy temprano en puerto de Denia para embarcar. Fue todo muy rápido y ordenado. Nos tomaron la temperatura y procedimos al embarque del coche. Los barcos de Balearia han implementado nuevas medidas de limpieza extra y había constantemente tripulación que pasaba entre las butacas a controlar que el pasaje llevase la mascarilla.
Llegamos a Ibiza puntuales y nos fuimos hacia el alojamiento. Dejamos las cosas y nos fuimos a comer. Por la tarde decidimos ir a Santa Eulària a dar un paseo. La verdad es que era una sensación muy atípica, pleno mes de agosto y aparcando sin problemas, con un paseo marítimo a medio gas y la mitad de hoteles cerrados…
Regresamos para cenar y dormir pronto.
Nos apetecía algo de montaña por lo que nos organizamos para hacer una pequeña ruta el segundo día: de Cala Xarraca a Es Caneret en el norte de la isla. Fue un paseo súper agradable bordeando la costa con unas vistas fantásticas.
Luego regresamos al aparcamiento del coche y nos fuimos a Portinax que está muy cerca. Comimos en la playa algo que nos habíamos preparado bajo unos pinos y pasamos una tarde muy agradable. El agua buenísima y la temperatura también.
De vuelta paramos en Santa Gerturdis a tomarnos un helado y a comprar algunas cosas. Regresamos a ducharnos y a cenar.
Día 3
El tercer día nos fuimos a Cala Llonga a pasar la mañana. Fuimos relativamente temprano para poder tener sitio y cuando la playa comenzó a llenarse más levantamos el campamento. La playa estaba algo sucia pero pudimos estar tranquilamente durante un buen rato.
Comimos y descansamos algo puesto que teníamos por la tarde una visita importante. No hay viaje a Ibiza sin visita al mirador de Dalt Vila para hacerse la foto correspondiente. Ya van cuatro veces y me encanta ver la evolución. ¿Podéis ordenar las fotos de la más antigua a la más reciente?
Cuando terminamos de allí pasamos por casa para coger unos bocatas que habíamos preparado y nos fuimos a Cala Comte. Hace mucho que no veíamos el atardecer y nos apetecía ver como se pone el sol cenando de picnic. Llegar hasta Cala Comte es fácil pero a esas horas había algo de cola entre las personas que se íban de pasar el día allí y las que buscábamos un atardecer mágico. No hubo problema en encontrar aparcamiento y fuimos las primeras el llegar a unas piedras sobre las que montamos nuestro picnic. Vistas privilegiadas y momento muy bonito. Aunque luego se fue llenando de gente no hubo sensación de aglomeración ni agobio. ¡Fue tan especial!
Luego regresamos al hotel a descansar. Encontramos algo de cola para volver pero nada de importancia.
Día 4
Nuestro último día en la isla. Se nos hizo muy corto el viaje pero había que aprovechar. Decidimos pasar la mañana en la piscina del hotel. Tiene salida directa a la playa así que íbamos alternando entre piscina y mar.
Sobre las doce y media recogimos las cosas, nos duchamos y dejamos el apartamento. Como todo viaje a Ibiza, no está completo si no vas al Vinyl. Nos dejamos caer por allí para comer. Siempre es un acierto.
Después volvimos a casa de mis primas para celebrar el cumple de Mar. Comimos tarta y nos despedimos. Nuestro viaje terminaba y era hora de volver a Botafoch para embarcarnos en el ferry de vuelta.
Hemos pasado unos días
fantásticos en la isla. Ha sido genial ver a la familia tras estos
meses de confinamiento y de incertidumbre y hemos disfrutado mucho de
rincones que habitualmente están muy llenos en verano.
Tenemos que perder el miedo a viajar. Está claro que con las medidas de seguridad, lavado de manos, distancia social (esto a veces es difícil en ciertos medios de transporte)… reducimos mucho las posibilidades de contagio. A nosotros nos daba bastante miedo viajar con una bebé de menos de tres meses en esta situación pero hemos decidido apostar por un turismo lo más seguro posible pero intentando que la situación no nos deje sin hacer lo que más nos gusta. ¡Estamos deseando embarcarnos el nuestra siguiente aventura!
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