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6 días en Canarias

Viajar en Navidad tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes y yo soy más de mirar el lado positivo de las cosas por lo que tras pasar la Nochevieja en Paris en 2016 y en Bélgica en 2017 decidimos volver a viajar pero con una condición: no queríamos para nada pasar el frío que vivimos años anteriores...
Tras barajar las múltiples opciones de zonas cálidas como el Caribe o Marruecos al final encontramos unos vuelos con Ryanair a Canarias. Un Valencia-Tenerife Sur y un Lanzarote-Valencia a un precio asequible… ¡Asequible para las fechas claro! 206 euros el primero y 96 euros el segundo. Para movernos entre islas miramos ferry y avión y claro, el segundo mucho más corto y barato. Reservamos un Binter que nos costó 96 euros. Por lo que el total de vuelos ascendió a 398 euros por persona. Barato no resultaron pero si pensamos que visitamos dos islas y que no tendría que coger las bufandas, botas y abrigos gordos...¡casi me pareció hasta regalado!

El viaje quedaba organizado del 27 al 30 en Tenerife y del 30 al 2 en Lanzarote. Había leído que es casi imprescindible moverse en coche así que alquilamos un coche en Cicar que es una compañía de las islas. Por un coche de 5+2 plazas (más dos sillas de niños) en Lanzarote pagamos 144 euros y en tenerife 160.
Por último reservamos dos apartamentos en booking. En Tenerife nos costó un adosado para tres noches y tres habitaciones un total de 360 a las afueras de Santa Cruz. En Lanzarote, en Arrecife, pagamos 390 por un piso de tres habitaciones. Pudimos haber ahorrado aquí bastante si hubiésemos elegido alojamientos de dos habitaciones o quizá no tan 'modernos' pero la oferta era un poco escasa cuando fuimos a reservar…

El 27 de diciembre aterrizamos a mediodía en Tenerife Sur y fuimos a recoger el coche. Todo fue muy rápido: las maletas salieron enseguida y el coche estaba listo. Como la casa no estaba lista hasta las cinco y era hora de comer fuimos a El Barco, un guachinche que me había recomendado la mami de un alumno. Está en el pueblo de La Victoria y sus cuestas casi nos hacen sudar antes de comer. Conseguimos aparcar en la calle de abajo ya que no nos atrevimos a subir la última cuesta y nos sentamos en una mesa que se veía el mar. Pedimos pescado, lapas, sepia, escalón con gofio, papas arrugadas... ¡Todo buenísimo!


Se hizo la hora de entrar en el apartamento. El sitio me pareció un poco pretencioso. ¿Quién llama a su casa mansión? con los servicios que ofrecía digo... Era un adosado con unas vistas del mar pero ya está. Tuvimos que pagar en efectivo, la tercera habitación tenía un somier sobre una caja, los colchones eran bastante malos...Lo bueno: una zona llena de juegos para los niños y unas vistas del mar. No se si volvería al mismo sitio...
Una vez descargado el equipaje nos fuimos a comprar, hicimos la cena y a dormir.

El 28 lo dedicamos a visitar principalmente el Teide y la zona de la Orotava. Es el lugar que no puede faltar en un viaje a Tenerife. Habíamos comprado las entradas con antelación para asegurarnos que ibamos a tener acceso. Nos costaron 28 euros por persona (los niños no pagaron). Subes en un teleférico que te deja a escasos 700 metros de la cima y aunque las vistas seguro que eran preciosas, Altea y yo no subimos hasta arriba.Hay que pedir un persmiso especial para acceder a la cima y aunque lo teníamos, con ella la subida se hacía pesada y la bajada peligrosa. Todo lo que vimos fue espectacular y  Pau si que lo coronó. El tiempo nos acompañó con un solecito muy agradable.


Al bajar le preguntamos a una chica por un lugar para comer. Nos habló de Vilaflor, un pueblo que había relativamente cerca y donde cualquier bar era bueno. Llegamos, probamos en Casa Pana y todo un acierto. Sopa, puchero, papas, cabra, atún... ¡todo muy bueno!

Por la tarde nos acercamos a ver Los Gigantes. La verdad es que impresiona mucho el acantilado desde bajo pero la foto bonita es el paisaje que se ve en el mirador. Altea y yo nos mojamos los pies y luego nos fuimos al apartamento.

El 29 nos centramos en Santa Cruz por la mañana. Fuimos al Mercado de ntra señora de África a pasear y en la zona del pescado tomamos un tentepié muy completo con carabineros, zamburiñas, gambas rojas... ¡No nos pudimos resisitir al pescado tan bueno que había allí!
 

Continuamos andando hasta la Plaza de España y aquí nos ocurrió una anécdota muy graciosa:
Buscando cosas que ver en Santa Cruz nos apareció esta escultura/cartel/panel/rótulo con el nombre de Santa Cruz y claro quisimos saber donde estaba para hacernos una foto. Escribimos en Google 'Cartel Santa Cruz' y comenzaron a salir artículos y notícias sobre el 'Cártel de Santa Cruz', un Cártel muy pelogroso boliviano que se dedicaba a drogas entre otros asuntos... Desisitimos pues de encontrarlo hasta que llegamos a la plaza y.. ¡allí estaba! Así que para futuras referencias... se encuentra en la Plaza de España.
La plaza es más bien fea... a parte de numerosas referencias a los 'caídos por España'... vamos una joya de lugar que mejora cuando ves el lago y el cartel. No estuvimos mucho rato ya que andamos por una avenida en dirección al coche para irnos hacia otro lugar.

Nuestra siguiente parada fue San Cristóbal de la Laguna. Ciudad Patrimonio que merece que os dejéis caer por sus calles. Todos los edificios conservan su fachada original y la estética. Incluso tiendas o bancos se encuentran perfectamente integrados en los edificios. Dimos un paseo y nos fuimos a comer ya que eran las cuatro de la tarde.  Llegamos a La Bourmet, una hamburguesería con varias combinaciones de panes, carnes, verduras y salsas... No es comida típica pero a mi me gustó mucho.

Antes de que anocheciera llegamos a Castillo de Bajamar. Quisimos ver la puesta de sol y la verdad es que fue bonita. Había un castillo hinchable y Altea disfrutó mucho. Luego a casa a cenar, duchas y a dormir.



Nuestro último día en la isla lo dedicamos al Loro Parque. Todas las personas que han estado aquí nos han recomendado la visita. Yo si soy sincera no soy nada fan de ir al zoo. Ver animales encerrados por muy grandes que sean las jaulas o por mucho que se parezca a su hábitat natural o mucho certificado que tengan de respetar a los animales... no deja de ser un lugar en el que no pueden ser libres completamente. Pero claro, si la gente habla tan bien alomejor había que darle una oportunidad...¡y vaya acierto! No he visto sitio más limpio, mejor cuidado y con mucha política enfocada a la conservación de los mares, a la limpieza del lugar... 
Compramos las entradas en la puerta (37 euros por persona) y el aparcamiento nos costó 4 euros todo el día. Llegamos justos para ir al show de los loros. Fue muy divertido verlos sumar, comer de un recipiente, volar tan cerca de nosotros... A Altea le acercaron un cuenco con comida y unos pájaros se le posaron muy cerca.

Visitamos a los gorilas, los pingüinos, los monos... Altea flipó con la mona amamantándo a los monitos...Luego fuimos a los delfines y también nos encantó. Altea se presentó voluntaria para acercarse a los delfines pero cuando el cuidador la cogió en brazos se puso a llorar y tuvimos que apartarnos...


Al show de las orcas no llegó porque se quedó dormida pero fue también un espectaculo fantástico.

Se hizo la hora de comer y nos despedimos de todos los animalitos. A Arantxa le habían recomendado un restaurante cerca y fuimos a comer allí. Está en el Puerto de la Cruz. ¡Vaya acierto! ¡Un lugar tradicional con una comida riquísima! Pedimos pescado, papas... todo muy bueno. El sitio se llama mesón Los Gemelos. 

Al terminar de comer no teníamos tanto tiempo para visitar nada más así que nos fuimos hacia el aeropuerto para dejar el coche y embarcar hacia Lanzarote. Devolvimos el coche y nos dimos una vuelta por la terminal. Un 10 para Binter. Todo el personal tanto de tierra como durante el vuelo fueron súper amables. Nos dejaron pasar toda la comida y bebida que teníamos... en el vuelo la tripulación fue muy amable, nos dieron chocolatinas...

Aterrizamos en Lanzarote sobre las 22 horas. Recogimos el coche y al apartamento. El dueño fue un encanto. Desde antes de ir nos recomendó lugares para visitar y cuando supo que llegábamos tarde nos compró leche para los nenes, bollos, galletas... El apartamento tenía tres habitaciones, dos con cama de matrimonio y una con dos camas. Todo parecía nuevo o muy bien cuidado con todo lo necesario para cocinar y también con la posiblilidad de poner lavadoras... El sitio me gustó mucho. Como eran sobre las once de la noche cuando terminamos de desempacar y ducharnos decidimos llamar a una pizzeria que nos trajo algo de cena.

El día de fin de año teníamos pensado ir a varios sitios pero el destino nos tenía una sorpresa preparada. Salimos algo tarde del apartamento y cuando ya teníamos claro el rumbo de repente se nos pinchó una rueda. La parte positiva: se nos pinchó al lado de un supermercado así que mientras Pau esperaba a la grúa el resto nos fuimos a comprar para la cena y los días siguientes. Raúl y Pau tuvieron que irse al aeropuerto a por el nuevo coche y luego pasaron a recogernos con las compras y los niños. Entonces si, pusimos rumbo a la Cueva de los Verdes.

¡Vaya pasote! La Cueva de los Verdes es una cueva de formación volcánica que tiene un recorrido andando por dentro de las galerías y que esconde un secreto. Me encantó la visita que dura unos cincuenta minutos.

Todos los lugares importantes de Lanzarote que pertenecen al gobierno (CACT) tienen más o menos el mismo horario y existe la posibilidad de poder comprar bonos para visitar varios sitios y que nos salga más barato. Nosotros optamos por el bono de cuatro que aquí podéis leer.  Pagamos 28 euros por persona. Estos bonos tienen una duración de catorce días por lo que se puede organizar la visita de los sitios conforme se tenga el tiempo.
Como se hizo la hora de comer buscamos en Arrieta un restaurante y encontramos El Amanecer.  Con unas vistas al mar y una comida rica cargamos fuerzar para la tarde. Pedimos pescado fresco, cocido, papas, lapas... ¡Me encantó!
 
Al terminar nos fuimos a los Jameos del Agua que también se encuentran cerca. Intentamos entrar pero ya era hora de cerrar. Al ser fin de año cerraban antes. Así que decidimos dejarlo para otra ocasión.
Nos fumos a casa a preparar la cena y a ponernos guapos. Tras la cenita rica y las uvas nos fuimos a dormir. Los nanos estaban agotados y nosotros también. 
Con tranquilidad al día siguiente nos despertamos y arreglamos un poco. Desayunamos y nos fuimos hasta el Timanfaya. Llegamos con facilidad y aparcamos el coche. Había poca gente. El guía nos dijo que el día de antes hubieron colas de hasta dos horas y pico así que tuvimos mucha suerte.
Muy cerca sale el bus que te hace todo el recorrido de aproximadamente media hora por la zona. Vas todo el rato entre el paisaje mientras una audioguía hace la explicación en varios idiomas. Verdaderamente parece un paisaje de otro planeta.

Al volver a la zona para bajar del bus hay dos personas que hacen unas demostraciones para enseñar que la zona todavía está activa y desprende calor. La primera son unos geisers de agua caliente que salen hacia arriba cuando les echan agua fría. La segunda son las piedras que tocas y estan calientes. La tercera es un trozo de zarza que ponen en un agujero y acaba saliendo fuego y la última es un agujero tipo horno que emana mucha calor.

Aquí quiero puntualizar que Timanfaya no me terminó de gustar.  No por el lugar que es maravilloso sino por la organización de la visita. Vas en un autobús y una cinta te indica a la derecha y la izquierda que es lo que hay pero claro no se aprecia del todo por estar dentro del bus. Creo que si se hiciese en otro tipo de bus (descapotable por ejemplo), o vehículo como un tren se podría apreciar mucho más el paisaje y se podría ver los cráteres mejor.

La visita no se extiende más de una hora y poco y al terminar decidimos ir a visitar la Playa del Papagayo. Es una de las playas que te recomiendan visitar pero el acceso no es el más cómodo. El camino es de arenilla y el aparcamiento es limitado pero nosotros encontramos sitio sin problema. Estuvimos sobre media hora, los nenes jugaron con la arena y yo aproveché para bañarme. Al sol hacía bueno y aunque la primera impresión del agua es como clavarse agujas... cuando pasa ese choque inicial se puede soportar.. ¡y claro el primer día del año había que hacer el esfuerzo!

Sobre la cuatro de la tarde y siéndo uno de enero buscamos un sitio que abriese la cocina y encontramos El Lagar de Baco. Comida tipo tapas y algún plato tipo carne, pescado o pasta. Nosotros nos pedimos lasaña vegetal y bacalao que estaba bueno.

Antes de volver al apartamento decidimos hacer una corta parada en Costa Teguise. Un pueblo que aunque llegamos casi de noche se intuye como un pueblo muy limpio, bonito y muy cuidado. Dimos un paseo y vimos atardecer. Hacía fresquete y como todo estaba cerrado nos fuimos a casa.



Al llegar hicimos la cena, las maletas y el plan para el último día. Decidimos madrugar para ver lo que no pudimos ver el 31 y tener el tiempo suficiente para volver al apartamento a comer, recoger el equipaje y marcharnos al aeropuerto. 
El 2 de enero nos levantamos muy temprano, desayunamos, dejamos todo preparado y en la puerta para que fuese rápido al volver. Nuestra hora de salir del apartamento eran las 13 así que teníamos que ver dos cosas antes de las 11:30 para volver a casa y poder comer.

A las 10 estábamos en el Mirador del Rio. ¡Vaya pasote de vistas! Se ve perfectamente la Isla Graciosa. En el mirador hay una cafetería que si tenéis tiempo se puede tomar algo, no era nuestro caso. En el mirador con 20 minutos es suficiente de tiempo.


Cerca del mirador están los Jameos del Agua. Una especie de cueva con entrada y salida que acumula en su interior un lago debido a las filtraciones de agua por estar cerca del mar. El lugar es muy bonito pero todo lleno de sillas y mesas para tomar algo. Estropea un poco el paisaje. Con una zona delimitada de cafetería o restaurante sería suficiente.


A las 12 llegamos al apartamento y comimos rápido. Enseguida cargamos las maletas en el coche y nos fuimos al aeropuerto. Dejamos el coche y los quedamos por la terminal un rato hasta que salió nuestro vuelo de regreso.
Creo que podríamos haber optimizado un poco más el tiempo madrugando un poco o caminando algo más pero tanto Tenerife o Lanzarote me han parecido destinos muy asequibles con niños. Eso sí, es imprescindible un coche de alquiler para poder moverse.

@familia_wanderlust

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