Si el año pasado disfrutamos de París en
Navidad, este año tampoco nos apetecía quedarnos en casa… ¿Dónde
ir? Era la pregunta que nos hacíamos constantemente. En
principio nuestra idea era no irnos a un lugar que hiciese demasiado
frío puesto que en Francia hacia y mucho… Pero claro, nos pusimos
a mirar vuelos y el precio y los horarios nos hicieron que nos
decantáramos por Bélgica. Este año nos juntamos con otra pareja de
guapos que tienen un nene de la edad de Altea, esto facilitaría
mucho que se entretuviesen entre ellos.
Dedicara siete días solo a una ciudad belga era
demasiado así que pensamos que era buen idea visitar las tres
principales: Bruselas, Gante y Brujas. Buscamos dos alojamientos: Uno
en Bruselas y otro en Brujas y haríamos una excursión de ida y
vuelta a Gante.
El 27 de diciembre aterrizamos en Bruselas. Casi
perdimos el vuelo por estar tomándonos una cerveza pero al final no
lo lamentamos… Al llegar al aeropuerto y recoger el equipaje fuimos
a coger el tren que unía la ciudad con Brujas. Decidimos comenzar el
tour por aquí porqué la hora de llegada era muy buena para coger un
tren. El trayecto fue cómodo y fácil y llegamos a la estación de
Brujas. Decidimos coger un taxi y llegamos a este precioso
apartamento. Como todavía había tiempo suficiente fuimos a comprar
a un supermercado muy cercano.
El 28 nos fuimos a Brujas. Nos salió un día
fantástico y pudimos disfrutar el la ciudad. Todo decorado de
navidad y con el fresquete...¡Me encanta! Fuimos primero a la plaza
del Burg con su iglesia y al
lado la Plaza Mayor o
Grote Markt. El
mercado de navidad vendiendo decoración, ropa, comida calentita…
¡Una pasada!
El beaterío o Begijnhof
fue nuestra siguiente parada. Muy cerquita se puede visitar. Lo bonito
de Bruselas es que andando se puede ir a cualquier sitio y poder
disfrutar de las vistas, los edificios, los parques...
Cuando se hizo la hora
de comer buscamos un sitio y con la mala suerte que encontramos creo
que el peor de todos. Un servicio pésimo, lentos, maleducados, no
explicaron los platos y pedimos con la mala fortuna que lo que
habíamos pedido no estaba muy bueno… Estas cosas pasan y forman
parte del viaje. Encima perdimos una braga de Mateo y ahora flota en
el universo paralelo de objetos perdidos. Por la tarde aprovechamos
para visitar algunos canales de la ciudad y volver pronto a casa. Se
hacía muy pronto de noche y hacía frío.
En
casa sufrimos un accidente un poco aparatoso con mejor resultado del
que podíamos haber imaginado. Afortunadamente quedó en un susto.
El 29 nos dispusimos a
conocer Gante. Cogimos un bus para ir a la estación de tren y de
allí un tren a Gante. Decir que en Gante nos llovió todo el rato…
¡No pudimos ver nada! De la estación nos fuimos directos a comer.
Entramos en una braserie y comimos muy bien.
Tuvimos que hacer una
parada técnica en Primark para comprar unas mallas que hacía
muchísimo frío.
La lluvia nos dio diez
minutos de tregua y fuimos a una feria que había en una plaza. Con
noria, tivovivo… ¡era de cuento!
Aprovechamos para hacernos unos crêps
calentitos antes de volvernos a la estación así que de Gante
realmente poco podemos decir. Una pena… ¡o una oportunidad para
volver!
El 20 fuimos a dar la última vuelta por Brujas
antes de coger un tren hacia Bruselas. Llegamos a este maravilloso
apartamento que tenía una terraza muy agradable aunque poco pudimos
disfrutar de ella. Nos encantó que nos pusieron cunas para los
nenes. Estaba a unos quince minutos andando del centro.
Pau se puso enfermo así que para que descansase
un poco Arantxa, Raúl, Mateo, Altea y yo nos fuimos a comer un
tailandés. Altea se comió casi entero un Pad Thai picante.
Por la tarde dimos una vuelta y volvimos al supermercado para comprar
comida para los días que venían. El supermercado nos pillaba bastante lejos pero fuimos dando un paseo.
El día de nochevieja nos propusimos visitar lo
más destacado por si el día 1 no abrían. Teníamos reservado en Sandeman's al tour gratis que ofrecen. Tuvimos suerte con el
tiempo que nos respetó y pudimos disfrutar de Grand Place, La
Bolsa, La Galería Saint Hubert, la Ópera, la Iglesia de San
Nicolás, Mannekenpis... ¡espectacular!
Al terminar el tour (que recomiendo mucho) era
hora de comer. Nos habían recomendado el 9 et voisins y sin duda fue un
gran acierto. Muy bueno, muy bien de precio y el personal muy
agradable. De repente comenzó a llover mucho y decidimos volver a
casa para prepararnos para la cena de Nochevieja. Cuando viajamos con
Altea y más siendo el lugar un sitio frío y con el tiempo revuelto
nos encanta disfrutar de las casas y hacernos la cena tranquilamente.
Como era Nochevieja habíamos comprado cositas ricas para celebrarlo.
El 1 de enero solamente había turistas y gente
que volvía de fiesta. Nosotros eramos del primer grupo claramente.
Optamos por ir al Atomium ya que era el último día que teníamos
completo en la ciudad. Estuvo lloviendo todo el rato así que apenas
pudimos disfrutar de los jardines o incluso de la vista. No apetecía
nada estar por la calle y decidimos hacernos una foto rápida y
volver al centro a buscar algún sitio para comer. Encontramos un
sitio de hamburguesas que no era muy típico pero tampoco con tiempo
que hacía estaba la cosa para andar por la calle. Antes de volver al
apartamento decidimos ir a ver el espectáculo de luces de la Grand
Place y nos fuimos a casa.
El dia 2 fue de regreso a casa. Un metro nos llevó
hasta la estación de tren y de allí al aeropuerto y a casa.
Fueron
unos dias completos. Aunque el tiempo no nos acompañó demasiado pudimos
disfrutar de casi todo lo que teníamos planeado.... ¡y esque nuestros
niños se portan incluso mejor que nosotros!
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